La XXXIII edición de la Fiesta de la Faba celebra hasta este domingo la excelencia de esta IGP, cuya producción superó los 14.000 kg en 2024, con el apoyo institucional para afrontar los retos del sector
El municipio lucense de Lourenzá vive este fin de semana sus días grandes. Hasta el 5 de octubre, la XXXIII Fiesta de la “Faba” llena las calles de gastronomía, cultura y tradición en honor a su producto más preciado: “A Faba de Lourenzá”, una alubia de calidad excepcional amparada por una Indicación Geográfica Protegida (IGP) que es orgullo de la huerta gallega. En el corazón de la celebración, la consejera de Medio Rural de la Xunta de Galicia, María José Gómez, puso en valor no solo la fiesta, declarada de Interés Turístico de Galicia, sino también las virtudes de este manjar y el firme compromiso de la administración autonómica con su sostenibilidad.
Una fiesta con sabor a tradición y comunidad
El imponente Monasterio de San Salvador de Lourenzá, del siglo XII, sirve de epicentro a una festividad que nació en 1990 para reivindicar el cultivo local y que hoy atrae a miles de visitantes. El programa de este año, que coincide con el pico de la cosecha otoñal, es un hervidero de actividades. Los puestos del mercado ofrecen la preciada “faba” junto a otros productos de la tierra, mientras que las degustaciones gastronómicas permiten saborearla en recetas que van desde los guisos tradicionales a innovadoras combinaciones con marisco.
El ambiente festivo lo completan pasacalles con charangas, espectáculos musicales, recitales poéticos, verbenas y un amplio programa de actividades para todos los públicos, como talleres infantiles, concursos y visitas guiadas. La” Ruta da Faba” invita, además, a conocer in situ las plantaciones y el proceso que da vida a este producto estrella.
Excelencia en cada grano: las virtudes de la Faba de Lourenzá
La fama de la “Faba de Lourenzá” no es casual. Sus virtudes se derivan de una combinación única de factores naturales y saber hacer. El microclima húmedo y los suelos francos del valle de Lourenzá confieren a esta alubia una piel finísima y una textura cremosa que se deshace en el paladar sin resultar harinosa, con un sabor delicado y ligeramente dulce. Su cocción uniforme la hace la protagonista indiscutible de fabadas y cocidos, aunque su versatilidad permite usarla en recetas modernas como ensaladas o cremas.
Nutricionalmente, es un alimento formidable: rica en proteínas vegetales, fibra, vitaminas del grupo B y minerales como el hierro y el potasio, mientras que su bajo contenido en grasas y su aporte de hidratos de carbono complejos la convierten en un aliado para dietas saludables y equilibradas. Este «oro blanco» de A Mariña Lucense es, en definitiva, un símbolo de patrimonio cultural y un motor económico para la comarca, cuyo valor está garantizado por el sello IGP que ostenta desde 2008.
El apoyo institucional: la Xunta apuesta por el presente y futuro del sector
En el marco de la festividad, la consejera de Medio Rural, María José Gómez, subrayó el firme respaldo de la Xunta de Galicia al sector. Gómez recordó que, según los datos de 2024, la IGP Faba de Lourenzá comercializó casi 14.000 kilogramos, un testimonio de su vitalidad. Para asegurar su futuro, la Consellería destinó este año 68.000 euros en ayudas directas a los productores. Esta inversión busca «cubrir parcialmente los sobrecostes que implica producir esta judía gallega con estándares de calidad superiores» y «paliar los daños provocados por las intensas lluvias de la primavera de 2024», explicó la consejera.
El compromiso de la Xunta va más allá de las ayudas puntuales. Gómez destacó las líneas de investigación que se llevan a cabo en el Centro de Investigaciones Agrarias de Mabegondo y las acciones para fomentar la IGP y atraer a nuevos productores. Como parte de esta estrategia de apoyo y formación, anunció que el centro de formación agroforestal Pedro Murias de Ribadeo acogerá los días 7 y 8 de noviembre un curso especializado centrado en el cultivo de este producto.
Así, la Fiesta de la Faba de Lourenzá se consolida no solo como un gran evento turístico y cultural, sino como un claro ejemplo de cómo la unión entre la calidad de un producto único, la tradición de una comunidad y el apoyo institucional decidido pueden escribir un futuro próspero para el campo gallego.

